Tan solo un saludo, simplemente levanto la mano desde lejos y hago una pequeña mueca de aprobación. Sigo siendo demasiado tímido. He dejado la puerta abierta y me fascina que alguien entre a husmear a casa, me irrita el atrevimiento, sin embargo esto es público y si lo puse o expuse aquí no es sino para vencer mi terca soledad interior.
Sea pues. Se bienvenido.
Tiempo, Dios, Muerte,
palabras inútiles,
enigmáticas, incomprendidas e inexplicables.
Efímero tiempo dividido por vida y muerte,
cúmulo de pasados y esperanzas de futuros.
Partido por banderas como si fuera un espacio.
Emanación de alguna desasosegada existencia,
de aquel que quiso inventar el devenir
y poner fronteras a lo terrenal y a lo divino.
Ese que inventó los dioses que aguardan
con su colosal supremacía y plenitud,
postrados en el finalizar de los tiempos
con la única misión de juzgarnos.
¡Vaya un bodrio de futuro imperfecto!
¡Vaya con la inocencia de los dioses!
¡Vaya con todos los necios engreídos de su fé!,
¡Vaya con los paraísos inventados!
¡Vaya con sus banderas y sus fronteras!.
En esta amplia colección tengo cientos de días y noches.
Cafés humeantes de amaneceres silenciosos.
Lluvias de todas clases, torrenciales,
tormentas llenas de Rayos y truenos,
y de esas eternas, mansas y lentas.
Brotes verdes, de primaveras frescas,
hojas marrones y rojas llenas de otoño y de invierno.
Atardeceres de colores imposibles.
Vuelos altos y bajos de pájaros grandes y pequeños
unos con filigranas de prisas y otros pausados y placidos.
Tengo miel de satisfacción y de dignidad,
también hay algunos caminos recorridos por tierras de la vanidad.
Tengo orgullos, arrogancias, penas y vergüenzas,
Soles, sombras y muchas lunas.
Tengo en esta colección besos,
algunos de ternura y cariño,
otros profundos, de amor infinito.
También los hay perpetuos, dolorosos,
llenos de amargura como cualquier despedida.
Primeros pasos, primeras letras, primeros logros
Sonrisas, risas y llantos también tengo.
La memoria, tan sabia siempre,
guardó, los dolores en paños de melancolía
dejando desazones y sufrimientos
debajo de todo lo demás.
Todo esto tengo, todo en varios tamaños
Colores olores y sabores.
Todo lo que soy, es todo lo que tengo,
ni más, ni menos.
Todo metido en el cajón de la memoria.
Será la llave del olvido la que lo abra
y se lleve este alma sin amo,
para dejarla en el cuarto de los trastos viejos,
esperando que sea el propio abandono quien la entierre
sin cruces, sin versos, sin cuerpo.