viernes, 17 de febrero de 2012

Hasta la nada, todo nos queda.







Sin entrar en percepciones más delicadas, la vida es una pequeña fase de un todo, y dentro de ella, esto es en una especie de transición por la que se pasa constreñido y acobardado, siempre en una única dirección llena de cautelas culpables porque se camina con la advertencia de que la muerte nos va a descubrir, o lo que es peor con el disimulo para que no lo haga, sin atender a los desvíos que en este tránsito se producen.
Lo peor es llegar al punto de pasar por esta existencia pisando el placer de vivir.

Hace tiempo un cadaver desde su bonita caja expuesta en una fría habitación de tanatorio, me dijo: " Tu y yo no somos tan diferentes, al fin y al cabo aún a pesar de las apariencias, ya eres otro muerto que tendrá que seguir este mismo camino sin ninguna posibilidad de variar ".

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas gracias por sus comentarios.