lunes, 13 de mayo de 2013

Luna, otoño, y nada.





Veo media luna de luz misteriosa,
escucho miradas cruzarse  
desde una eternidad repleta de ojos. 
Ojos que se buscan presintiendo
que alguien, al verlos, los recuerda.

Los sonidos de la noche se dilatan
hasta que la desesperanza, acaba con toda ambición,
se crea una sinfonía de inquietudes y miedos, 
que lo diluye todo excepto el eterno deseo de un afecto.


Un compromiso no escrito que no cederá ante el sueño.
Habrá más lunas que mirar y baladas que bailar.

Solo hará falta un gesto al comienzo del primer compás,
unas voluntades sensatas cegadas para siempre,
luz de luna, susurro de hojas caídas y nada.




Imagen tomada de la colección del amigo CEESEPE.





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