sábado, 23 de noviembre de 2013

Tremendo placer insustancial.



Dormir con la ventana abierta me ha concedido uno de los más extraños regalos.
Esta mañana, tras ver como el aliento se cuajaba en el aire helado de la habitación, me he quedado disfrutando del dulce calor de las sábanas y he cerrado los ojos una y otra vez buscando este modesto bienestar que me ofrecía la cama caldeada.
El frío, como enemigo incomodo, humillaba toda piel desguarnecida y yo me ovillaba hacia adentro en ese minúsculo territorio que limita mi contorno para sentir de nuevo el intenso placer de lo absurdo.
Es un instante mágico, donde solo ceder de nuevo ante el sueño, a ser posible para siempre, sería lo más razonable después de tantos calvarios en esta vida que certifican su perdición; todo sería dado por recobrar esa parte de la vida que es el sueño, donde hay banderas de inocencia.

Ahora la ventana está cerrada, la cama deshecha el café caliente y las calles todavía heladas, esperando afuera.



viernes, 15 de noviembre de 2013

Pájaro de mal agüero.




Hace algún tiempo, voy escribiendo un diario, pero con una singularidad; lo hago a futuro, o si lo prefieren por adelantado.
Escribo pronosticando lo que haré o lo que me sucederá en las siguientes dos semanas, de esta manera me prevengo de aquellos acontecimientos desagradables o incómodos que pudiesen sobrevenir.
Les confieso que estoy algo preocupado; justamente, a partir de esta fecha, como presagio de mal agüero, aparecen ya en blanco todas las paginas del dichoso diario .