No habrá otro ser en el universo tan necio, mezquino e infame, que siendo excelsamente defectuoso y deficiente presuma de estar hecho a imagen y semejanza de su dios.
Aun así, permitan ustedes que abusando del desinterés que me suscita todo lo racional y sin hacer alarde de esa magnánima bondad que me caracteriza, les perdone a todos y cada uno de ustedes, por los siglos de los siglos amen (o chimpun, como prefieran).
A la salida les dejo unos chupitos de aguardiente por si alguno de ustedes resuelve empezar esta nueva vida purificada con alegría añadida.
Mañana a la misma hora sigo con los perdones, pero ya cobrando.