martes, 12 de agosto de 2014

Perdidas irremediables.




Es curioso como van quedando residuos de casi todo. En nuestro interior quedan siempre unas cenizas, de lo que ardió, unos posos de lo que se derramó o simplemente los ecos de aquellas voces que escuchamos.

 Es cierto también, que basta muy poco para remover esas cenizas. Tan solo una mención, una invocación y una evocación  del viejo recuerdo fluye espontanea, aunque siempre con el recelo y la desconfianza de la fidelidad de esta remembranza.
Hace tiempo que dejé de revisar esas viejas fotos donde ya apenas reconozco lugares o personas. Dejé ya de adivinar este pasado extraviado porque es menos costoso que intentar asumir una identidad desconocida y extraña.
La memoria es un bien frágil y desgraciadamente el olvido una perdida irremediable.