domingo, 8 de marzo de 2015

El pecado benigno.



El anochecer de otro día de invierno
ni vencejos en el cielo, ni luces de colores
solo las manos en los bolsillos
y una sombra que me acompaña.
Un paseo con la única trascendencia del solitario
por calles sin nombre y sin gente
con  pasos que te llevan, resonando a hueco
en dirección a una casa desconocida,
oculta tras la nostalgia de otro tiempo.

Es todo lo que soy ahora.

Es todo lo que sé ahora.

porque nunca aprendí nada de los consejos,
ni de la duda que revoloteó por todos lados
He aprendido de la culpa y del pecado.

Sé de todas las versiones del pecado,
que hasta los peores tienen algo benigno,
menos el pecado  del amor que no se aprende.
Ese viene sin avisar, sin pretexto ni excusa.

Ahora derrotado por la tristeza,
lo reescribo y lo reafirmo de nuevo
en esta melancolía que es tan valiosa,
porque me lleva por la vereda del tiempo
hacia esa otra vida donde tu estás.







1 comentario:

Muchas gracias por sus comentarios.