sábado, 23 de abril de 2016

Colorín, colorado, este cuento se ha acabado.



Habrá tiempo, mucho tiempo,
todo el tiempo,
para aprender estas palabras
que solo pensaste encontrar
al final de los cuentos.

Erase una vez una duda malvada,
que se elevaba como pájaro torpe
haciendo enorme estrépito al batir sus alas.
Una duda persistente y agorera
que viajaba con la desazón y el miedo.

Tomando café, un día cualquiera,
se puede ver venir su negra sombra,
(mal sitio para ocultar la resignación
si esta se envilece por el miedo).

No queda otra- dirá la sospecha-
más que certificar que los malos diagnósticos,
tarde o temprano, acaban llegando,
(aunque sea decorados con  lazos
del color de la esperanza).

Aún así, todavía habrá una  última ventana
por donde mirar para ver el más allá.
Un último espejo que aún te descubrirá,
y algún cuento póstumo,
escrito con pecados sin perdonar.

Ya vendrán después,
desde ese infinito valle del olvido,
las luces que un día te iluminaron,
el calor que dejaste perdido
y ese vacío que antes llenabas.



domingo, 10 de abril de 2016

Desde adentro.






Hay otro que también vive en mi.

Un invasor, o mi otro yo exiliado,
un otro al que temo e ignoro,
ese otro que está solo siempre que yo estoy solo.
Ángel, demonio o ambos.
Una sombra que crece en mis adentros,
uno que responde a mis preguntas
pesimista y  melancólico.


Ese otro, también te ama.




viernes, 1 de abril de 2016

El daño de las palabras







Tus cartas están afiladas por palabras 
duras como puñales,
donde toda Posibilidad, 
desaparece como perro asustado,
por sendas jamás soñadas.

Cartas, una y otra vez
marcadas con el desafío
de no saber donde ir.

Cartas que me recuerdan cada día,
que es mal asunto
andar moviendo maletas vacías.