Habrá tiempo, mucho tiempo,
todo el tiempo,
para aprender estas palabras
que solo pensaste encontrar
al final de los cuentos.
Erase una vez una duda malvada,
que se elevaba como pájaro torpe
haciendo enorme estrépito al batir sus alas.
Una duda persistente y agorera
que viajaba con la desazón y el miedo.
Tomando café, un día cualquiera,
se puede ver venir su negra sombra,
(mal sitio para ocultar la resignación
si esta se envilece por el miedo).
No queda otra- dirá la sospecha-
más que certificar que los malos diagnósticos,
tarde o temprano, acaban llegando,
(aunque sea decorados con lazos
del color de la esperanza).
Aún así, todavía habrá una última ventana
por donde mirar para ver el más allá.
Un último espejo que aún te descubrirá,
y algún cuento póstumo,
escrito con pecados sin perdonar.
escrito con pecados sin perdonar.
Ya vendrán después,
desde ese infinito valle del olvido,
las luces que un día te iluminaron,
el calor que dejaste perdido