miércoles, 11 de mayo de 2016

Azul



Hoy he decidido que es lo que más me gustaría ser en caso de existir una reencarnación o algo parecido.
Siempre buscaba entre los animales, en principio, solo entre los salvajes descartando los domésticos, porque son menos exóticos.
Inicialmente escogí el león por ser el fiero rey de la selva pero al final lo descarté porque, bien pensado, no me gustan los reyes y además están a punto de extinguirse,  luego me interesé por otros cuantos pero todos los fui descartando, unos por tamaño, otros por hábitat o incluso por el lugar que ocupaban en la cadena alimenticia. Así fui pasando por casi todos los animales y bichos que conozco hasta llegar a la hormiga que al final también fue descartada por ese trajín incesante que las caracteriza, además de ser unos bichos que me recuerdan a los militares, siempre tan disciplinadas, marciales y combativas.

La reencarnación más adecuada para un ser mediocre y limitado, tal vez sería convertirse en planta, concretando un poco más, en árbol. Estos son seres vivos sin ninguna necesidad de pensar ni moverse demasiado,  con la única condición inapelable de  nacer y morir en el mismo lugar, sin mas quehacer que contemplar como sale y se pone el sol.
Sin embargo, esa opción tampoco me convenció demasiado. Me daba algo de aprensión tener las ramas llenas de hormigas desfilando para arriba y para abajo, hurgando todo el santo día por mis entresijos. 
Descartados los seres vivos me fijé en los inertes. Los más grandes como las montañas y los ríos, me parecían demasiado pretenciosos, para una condición de ser humano sin merito alguno. Como mucho me convertiría en piedra, pero piedra de monte de esas que no son útiles para nada. Una piedra áspera, que no sea rara, no vaya a ser que a alguien se le ocurra hacer conmigo un de pisapapeles, ni bonita, no sea que me conviertan en llavero, o se apropie de mi algún mortal despiadado guardándome en un bolsillo para agarrarse a ella como herramienta de superstición.
Por cierto, ¿y si las dos piedras que desde hace años me acompañan fueran almas reencarnadas?.  No, definitivamente no me gustaría ser una piedra e imaginar una existencia tan manoseada como la de mis dos piedras negras
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Por fin hoy, he encontrado algo en lo que me gustaría convertirme, no habrá hormigas que me perturben, ni trabajos que me agobien, o manoseos que me abrumen.
Me gustaría convertirme en color azul, Azul intenso o pálido, con cualquier variedad cromática me conformo, Celeste, añil, violáceo, morado...., no tengo mayores pretensiones que aparecer y desaparecer por si alguien me contempla y si no hay nadie que contemple me dará lo mismo seré un azul invisible, al fin y al cabo, ser invisible es el principal atributo de los que nunca fueron nadie.



1 comentario:

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