domingo, 18 de diciembre de 2016

¿Cual, cual era la claridad?



¡Apagad las luces,
que no despierte el rocío,
que no caiga de la hierba verde,
ni de la rama seca!.

Las luces se revelan ante toda oscuridad
y al final, como alfil victorioso,
recorren infinitas diagonales.
Luz que nos muestra lo que somos,
lo mismo da que seamos sueño.
o reflejo del espejo.

¡Apagad las luces,
que no despierte el rocío,
que no caiga de la hierba verde,
ni de la rama seca!.

Rocío que nace como el suspirar
pero sin la pena por ser de nuevo abatido.
Todo podía ser desilusión, y no lo es.
Existe la certeza de un nuevo rocío.
y esto es lo que está escrito.

El regreso de una escarcha dulce, cada mañana
tejida con saliva de palabras
que derraman una sangre ácida
sobre una derrota garantizada.

Gozo, aliento, sometimiento, penitencia, y fin.

No hay tiempo de curar heridas,
girará de nuevo la rueda;
solo queda gozar de esta luz sigilosa
que con infinita calma descubre el reflejo,
mata el relente y ahoga el suspiro.

Ya solo queda seguir buscando a tientas
la sustancia bajo el plato del perro,
y ofrecer lo único que existe para dar,
rocío, luz y noche.

¡Apagad las luces,
que no despierte el rocío,
que no caiga de la hierba verde,
ni de la rama seca!.



2 comentarios:

  1. La vida es tan sólo un vistazo momentáneo, por eso algunos días despierto triste entre estas paredes. Aquí no encuentro la luz necesaria para verla, ni escucho palabras que consuelen mi ceguera.

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Muchas gracias por sus comentarios.