sábado, 25 de marzo de 2017

De verdes y azules.



Hoy he salido vestido de azul y verde en esta desubicación del pensamiento iracional que últimamente viene siendo en mi lo más habitual. Además me ha dado por pensar que debería revelar algunos secretos, pero solo revelaría esos que son mínimos aunque, dicho sea de paso, sean capaces de añadir una minúscula dosis de culpa con competencia para empequeñecer un poco más la propia conciencia.

Tal vez, debido a esta terca insistencia, sea hoy el día en que me atreva a hacer esa confesión desinteresada, será este un instante sentimental engrandecido por el añadido de alguna copa de más y una estúpida camisa verde puñeta que combina fatal con un pantalón añil intenso.
Bien pensado, esto pudiera ser tan solo un inútil e inservible gesto de pagamiento a uno mismo.

No sé muy bien que me pasa hoy, será patrimonio del inconsciente, o esta ropa de hortera que llevo puesta, pero tengo ganas de escribir aunque evitaré cualquier porción de sinceridad porque es fácil hasta para un tonto como yo, entender que delatarse a uno mismo, no viene a ser otra cosa más que dar un aliciente a la estupidez.

Vamos, que no será un servidor quien deje una piel mudada como si fuera una de esas culebras que abandonan sus viejas escamas con la naturalidad que les impone el destino.

Dicho de otra manera, hasta aquí pueden ustedes leer.


martes, 7 de marzo de 2017

El veneno de unos besos.




No se trata de entender lo incomprensible
ni de rebuscar en el cajón de los cariños
por si hubiera una razón.

No es cuestión de cuestionar

Es consecuencia de la incongruencia del querer
y de aquello que nos une y nos enreda
en infinitas líneas del universo
Líneas con estrellas cuya luz,
esquiva toda la oscuridad del cosmos
y sin querer ofender, ofende.

Caricia de viento.
Veneno de besos.

Todo por nada.
Todo por querer querer.

Canela y cardos,

Redención y penitencia.