Hoy he salido vestido de azul y verde en esta desubicación del pensamiento iracional que últimamente viene siendo en mi lo más habitual. Además me ha dado por pensar que debería revelar algunos secretos, pero solo revelaría esos que son mínimos aunque, dicho sea de paso, sean capaces de añadir una minúscula dosis de culpa con competencia para empequeñecer un poco más la propia conciencia.
Tal vez, debido a esta terca insistencia, sea hoy el día en que me atreva a hacer esa confesión
desinteresada, será este un instante sentimental engrandecido por el añadido de
alguna copa de más y una estúpida camisa verde puñeta que combina fatal con un pantalón añil intenso.
Bien pensado, esto pudiera ser tan solo un inútil e inservible gesto de pagamiento a uno mismo.
Bien pensado, esto pudiera ser tan solo un inútil e inservible gesto de pagamiento a uno mismo.
No sé muy bien que me pasa hoy, será patrimonio del
inconsciente, o esta ropa de hortera que llevo puesta, pero tengo ganas de escribir aunque evitaré cualquier porción de
sinceridad porque es fácil hasta para un tonto como yo, entender que delatarse a uno mismo, no viene a ser otra cosa más que dar un aliciente a
la estupidez.