Fue entonces cuando repentinamente se puso de pie como si despertara de una terrible pesadilla, la silla cayo a sus espaldas, de modo que casi perdió el equilibrio, y dijo en tono de oración:
-Este, que será mi último acto, va dedicado, a la única mujer a la que siempre quise, igual que todo lo bueno que pudiese haber hecho en mi existencia, y también esa última lágrima del día en que muera.
Lo digo, porque en el recuerdo del último instante, a ella quisiera seguir mirando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Muchas gracias por sus comentarios.