sábado, 10 de marzo de 2018

Hojas secas.



Una única premisa: que todo sea como antes.
Sin embargo los peores presentimientos aguardan al acecho. Hay una sensación de distancia infinita cuando son dos centímetros los que nos separan del roce, o de la caricia. Dos centímetros donde queda perdida la esperanza porque todo seguirá sin ser igual que antes.

Como cuando era niño, remuevo el montón de hojas secas buscando el verdor que tuvieron hace tan poco tiempo. Me paso horas lanzandolas a lo alto para que se sujeten en el aire como se sujetaban antes en sus ramas, pero todas caen una y otra vez.

(Ahora)
Necesito el consuelo de un abrazo.

Un abrazo de esos que no todo el mundo sabe dar, uno de esos que nunca recibiré porque ya no estaré.

Me habré marchado dejando que estas hojas yertas se pudran en el olvido.

Saldrán otras hojas nuevas y verdes en la siguiente primavera y crearán la ilusión de que estamos viviendo bajo el mismo árbol, pero será otro diferente.

(Mañana)
Nadie saldrá a despedirme, me iré sin un solo abrazo en la maleta, pasaré la puerta que lleva al camino del extravío, de la melancolía trágica, al lugar donde se envuelven las cosas rotas con papeles de colores, donde siempre se llora cuando te acarician los recuerdos.

(Nunca)
Llegará el día en que vuelva a mirar al cielo sin esperar nada, sabré que las hojas secas no se sujetan de nuevo en las ramas, que los recuerdos se borran y que todo da igual.....

Pero, por ahora sé que no.




1 comentario:

  1. Puede que las hojas secas caigan al suelo y vayan desapareciendo poco a poco, pero siempre habrá una más resistente que no dirá adiós hasta que no regresen las siguientes. Ahí estarás tú recibiendo abrazos de bienvenida.
    Ahora aquí tienes desde hoy, aunque sea a distancia, un gran abrazo para cada día. Hasta pronto motero.

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Muchas gracias por sus comentarios.