miércoles, 27 de junio de 2018

Insalvable de mi mismo



Lejos de todos los que quise, solo quedan fantasmas que habitan este mundo que ahora es nuevo.
Fantasmas del recuerdo, espíritus que cierran sus puertas cuando llamas.
Entonces, el insomnio se adueña de la noche, y el pensamiento se llena de angustias. Los pozos son mas profundos y la vida pierde su rumbo.
Todo se convierte en una inmensa Nada. Una Nada que se expande cada segundo y solo se puede habitar en un lugar en donde el tiempo no pasa y el reloj, se recrea en la tortura de permanecer parado en el limbo de una cama donde nunca se duerme y nunca amanece.
El sol se marcho con todas sus estrellas.Dijeron que no volverían. Desde entonces, la vida consiste en espantar el miedo de seguir despierto en este mundo sin luz, y de vez en cuando volver lo ojos a unas ventana que siempre están cerradas.

No queda mas que soportar esta oscuridad y este frío que provoca el tedio hasta que llegue el día en que me convierta en hielo,  el día en que la dulzura de estas noches de insomnio y esta infinita soledad también desaparezcan y ya no tenga nada que me pertenezca.
Mientras tanto, paseo por zonas de increíble dolor que he de transitar cada segundo. Un dolor al que el alma no se acostumbra, porque es más que dolor.
Solo conservo un último consuelo:
Un frasquito de cristal, que guarda la esencia de la alegría y de vez en cuando respiro su perfume para recordar el olor de la felicidad compartida, la suavidad de las caricias improvisadas, el aroma del susurro cómplice, y de todo lo mejor que hicimos aunque ya casi no sea cosa nuestra.

Hoy dejaré de escribir lamentos para desprenderme de ellos.
Sufrir esta condena es ya mi único mérito.



viernes, 15 de junio de 2018

Espejos.




      Esta noche he visto los espejos más hondos y oscuros, donde se refleja la verdad como si lo hiciera en el pozo mas abismal.

     Espejos nítidos, claros, igual de insondables que el propio universo, pero en los que el más pequeño detalle resalta como si se tratara de sueños en
 la noche, como si fuera una embriaguez o tal vez como una despistada locura.

     Espejos que tienen la cruel serenidad de la conciencia.

     Espejos mansos, tranquilos, ante los cuales el hombre abatido puede contar todas sus derrotas y la mujer herida todas sus venganzas.


     Cristales lúcidos y diáfanos, en cuya hondura se reflejan las frentes pálidas, mejillas descarnadas y ojos verticales como abismos, de todos aquellos a los que quisimos.


     Espejos llenos de reproches y de remordimientos, cuyos cristales se empañan de lamentos como lunas veladas, bajo el vaho de la fría respiración de los infelices.





viernes, 8 de junio de 2018

Pétalos marchitos.



No veré otra vez el hermoso poema
que escribiern tus ojos al mirarme.
Se me olvidará marcar los días y las noches
en el calendario de tus ausencias
dormiré con la falsa luna encendida 
para que la soledad no venga a buscarme.

Todo es lo que parece cuando nada existe.
Como el recuerdo de lo que ya no es,
como ese lugar perdido entre el deseo y lo imposible
como esa mirada de la que no consigo desclavarme.

Puerta, tras puerta,
todas cerradas,
espejo tras espejo,
todos rotos.
solo queda ya la quietud de esperar,
y la linea recta donde se pierde lo que busco

Sin saber caminar si no es hacia esa mirada,
por el camino de pétalos marchitos de mi mismo.