Que otras vidas más hondas sofoquen mi nostalgia
y que el don del valor me sea concedido.
Que el amor se engrandezca, sea fiel y dure
y que ajenos paisajes impidan la tristeza.
Que el olvido y la muerte, que el tiempo y el dolor
formen por esta vez en el bando vencido.
Que las luces se apaguen, y en la noche del cine,
esa breve mentira nos convierta en seres más vivos.
Que los vientos soplen del este y traigan sones de trompetas triunfadoras,
que las aguas vuelvan a sus cauces y amainen los impetus del desenfreno y la gloria.
Que los deseos no se dejen vencer.
Sólo eso me queda por hacer.