Vendí mi alma a un demonio con disfraz de mujer,
sólo me queda esperar
que al despertar se la lleve.
Marchará mi alma con ella,
impregnada por toda su piel,
como aroma de perfume.
Entre las sabanas, permanecerá mi carne,
como único resto de su festín.
como único resto de su festín.
Cuando ella desocupe esta cama,
dejará tendido un cuerpo
sin esencia, ni sentido
sin dirección, ni meta.
Un cuerpo vacío.
Un cuerpo vacío.
Toda mi hacienda, sólo será
carne viva condenada a buscarla
en las tinieblas del averno.
El diablo nunca cambia carne sólo por carne.
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