martes, 28 de febrero de 2012

Las sirenas a veces encantan.



Ayer voló el loco,
tras un loco impulso.
Un día claro de sol sin viento
y el tedio de un sábado vacío envenenaron su sangre. 

En la carretera solo había escrito un destino,
en el destino un mar,
en el mar una sirena. 

La carretera pasa deprisa, 
se convierte en reloj
líneas blancas como segundos que pasan y pasan
y mientras su voluntad aumenta en cada curva,
su valor merma con la cercanía.

Y el sol ya está detrás,
y su sombra se alarga,
ya se huele el mar,
después del mar, 
se esconde el miedo.


Frente a un horizonte infinito,
tentado por lo prohibido
se adelanta al fracaso
y huye dejando el mar atrás,
con la sirena en su sitio.

Carga de reproches su montura 
y regresa por donde vino,
sin remordimiento ni propósito de enmienda

El miedo a perder el misterio de lo divino
Es quien más sabe de sirenas.


viernes, 17 de febrero de 2012

Hasta la nada, todo nos queda.







Sin entrar en percepciones más delicadas, la vida es una pequeña fase de un todo, y dentro de ella, esto es en una especie de transición por la que se pasa constreñido y acobardado, siempre en una única dirección llena de cautelas culpables porque se camina con la advertencia de que la muerte nos va a descubrir, o lo que es peor con el disimulo para que no lo haga, sin atender a los desvíos que en este tránsito se producen.
Lo peor es llegar al punto de pasar por esta existencia pisando el placer de vivir.

Hace tiempo un cadaver desde su bonita caja expuesta en una fría habitación de tanatorio, me dijo: " Tu y yo no somos tan diferentes, al fin y al cabo aún a pesar de las apariencias, ya eres otro muerto que tendrá que seguir este mismo camino sin ninguna posibilidad de variar ".

viernes, 3 de febrero de 2012

Siempre queda tiempo.



Este es el reino del presente,
donde a cada momento se conqista un pedazo de futuro,
siempre desde dentro de un instantaneo parentesis
convertido ya en recuerdo.

Pero son  las palabras.
Pasado, presente, futuro.
Malditas palabras que como
pendulos van y vienen.

desmenuzan la eternidad, 
resonando mientras desaparecen
como desaparece el horizonte en la bruma.

Son solo palabras
que se convertirán en ecos
y después en nada.