Permanecer anclado a las rocas
hasta que la noche y la luna atraigan su mirada.
Esperar del horizonte la oscuridad
y con la luna respirar de nuevo
el perfume que se desprende de su soledad.
Naufragar en tierra firme.
Sentir ganas de volver a ese lugar indefinido,
donde luces y sombras, calles y gentes,
confluyen en ese punto de la mirada perdida,
justo detrás de las dudas irrazonables.
Volver a lo que nunca se puede recordar.
Volver al hueco infinito de ausencia en el recuerdo
que engulle las raíces y el pasado,
que vacía los ojos de luz y de mar
hasta que sólo pueden mirar sin ver.
Volver a leerle para sonreir.
ResponderEliminarGracias por volver.... y por sonreír.
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