No habrá otro ser en el universo tan necio, mezquino e infame, que siendo excelsamente defectuoso y deficiente presuma de estar hecho a imagen y semejanza de su dios.
Aun así, permitan ustedes que abusando del desinterés que me suscita todo lo racional y sin hacer alarde de esa magnánima bondad que me caracteriza, les perdone a todos y cada uno de ustedes, por los siglos de los siglos amen (o chimpun, como prefieran).
A la salida les dejo unos chupitos de aguardiente por si alguno de ustedes resuelve empezar esta nueva vida purificada con alegría añadida.
Mañana a la misma hora sigo con los perdones, pero ya cobrando.
A cuanto sale su divino perdón?....
ResponderEliminarLos dioses terrenales perdonan más, pero no mejor. Sin embargo con el añadido del aguardiente todo queda purificado.
ResponderEliminarIgual el Dios del hombre es tan imperfecto como él. Si no, hay muchas cosas que no se entenderían.
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