No nos conocerá nadie,
los que queremos se van marchando
con la misma proporción que
los que dejaron de volver.
(el futuro no va más allá).
La cruda realidad que nos muestra el espejo,
junto a la soledad más absoluta
serán nuestras ultimas compañías.
(Sueños donde es difícil rescatar algún recuerdo).
El futuro se acorta tanto
que queda incrustado en nuestra piel
como la roña del enfermo.
Mientras el frío de la inexistencia,
se va uniendo a todos los deseos,
(que ahora se precisan con necesidad extrema),
y el tiempo, los va echando de nuestra vida
diciendo que ya no tienen dueño.
Así sin más vaticinio, anochece sobre
La línea que separa la tierra del firmamento
y se eleva un humo raro exhalado por el hielo,
que se marcha más allá de lo que
pudiera apreciarse,
llevándose con él lo que quedó de nosotros.
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