lunes, 23 de octubre de 2017

Todavía hay luz en casa.


Aún queda una  luz encendida
en esta casa donde ahora vive un cadáver.
un hogar sin el susurro de los pasos,
que siempre fueron presagio de un abrazo
 no quedará el dulzor de caricias espontaneas.
Permanecen aún paredes verdes impregnadas de olor a pasado
y una cama desecha con la extrañeza de desadormecerse sin un beso.
Armarios custodiando ropas calientes
que delatan la deslealtad de la ausencia.
Temor de mirar por las ventanas 
por no ver un futuro herido de muerte.
Dos muñecos rotos
y lágrimas esparcidas por sus rincones.

Lumbre de hogar, sin calor, ni danza, ni música,
nido de besos oculto en imprevisibles escondrijos,
ojos cerrados para imaginar sus gestos, 
sueños donde viven sus últimas sombras.


La luz aún está encendida.


jueves, 19 de octubre de 2017

Lluvia alternativa.




Hace algunos días en este estado de letargo temporal que me oprime, me ha parecido percibir que el pasado volvía, aunque el infortunio ha hecho que mi memoria no tenga otra solvencia que la del mero presentimiento.
Cuando uno ya ha caído en el calculo de lo sucedido, el presagio lo sobrecoge.

Aquí, ya solo se mueve la inquietud de las hojas cuando el otoño se precipita y los primeros aires derriban alguna de ellas.
Es como si de esta manera, fuese mi propio mundo el que comenzara a caer.




.....

Un día de estos




Mirarás el espejo y no habrá nadie
ningún pasado vivirá allí dentro
ni nacerán nuevos futuros,
mirarás el espejo y estará vacío.

Los zapatos de baile
seguirán en la puerta, eternamente esperando
con esa miserable alegría que otorga la espera
cuando la espera, no es capaz de redimir las penas
y se sabe que las penas no se redimirán jamás.

No habrá lágrimas contenidas
ni ascenderá la risa que otorga la juventud

Solo quedará el alma sin un cuerpo reflejado,
y la pista de baile vacía.

Aún así, vivirás con frecuencia
ese feliz momento.




martes, 10 de octubre de 2017

El silencio del bosque.




Vivo en el silencio del bosque,
en la oscuridad de las noches.

Es ahí donde el sosiego no me abandona,
donde nada importan las angustias del día que se fue.
Abarco todo mi mundo cuando la neblina me cubre
Y me entrego a los sueños, que bajo un espejismo mágico
me disuelven dentro un irrepetible pasado.

Allí están todos los recuerdos:
Ese leve polvo de rosas secas
Cayendo inútilmente sobre fechas olvidadas
Tu nombre, cuando otra vez te llamo como ahora,
La soledad no mentida
y ese largo destino de mirarse las manos hasta envejecer.

Pero a este triste animal que me soporta
le duele el vuelo de su espíritu,

que desprendiéndose de mi cuerpo
deja una mancha gris 
como un cuadro descolgado a destiempo
en una pared vacía.


Mas allá solo el vacío ocupa tu lugar.


viernes, 6 de octubre de 2017

La vida excesiva.




Tengo que vivir así, con locura y exceso

porque se acabará esta vida fugitiva

como una ilusión breve, 
como una cadena de sueños efímeros.


Pasaré días escribiendo y noches en el bar,

donde quedarán, apenas, algunas palabras ilustres
y sólo por ellas esta vida estará justificada.


Encontraré el alba impetuosamente

y escribiré versos sobre la muerte y la tristeza.

La copa ya está llena con venenos de esta tierra
que se desbordarán sin remedio
porque debo vivir así. 

Yo mismo he elegido quemar este barco.

y voy gritando desde el timón

que con perfume de incienso,  arden los días, 

solo humo de sueños fugaces.

-¡Que se muera la voluntad

y se ahoguen en el mar del abatimiento 
todos los placeres!.



Tarde de paseo y otoño.



Hoy saldré cuando la tarde comience a cantar
en ese tono dulce de otoño.

Pisaré la pradera,
sentiré el frescor de la tierra,
dejare que la suavidad del viento acaricie mi pelo.

No hablaré ni pensaré.

Recorreré los senderos azules del anochecer,
perseguiré todos los monstruos que huyen.

Dejaré que me crezca el alma.

Seré más mortal que mi cuerpo
mientras continúe vagando por este otoño
hasta que la muerte quiera tener otro hijo.