jueves, 30 de noviembre de 2017

Lo que guardé de ti, nadie lo tendrá jamás




Si tuviéramos la oportunidad de vivir
una y otra vez hasta que todo saliera bien.

Todo lo que nos duele,
quedaría enterrado
bajo un manto de flores secas,
y allí, en el olvidado jardín del olvido
permanecería definitivamente abandonado.

La memoria de la tristeza
Se perdería al pasar de la niebla,
y en mis sueños serías árbol
lanzando el alma al cielo,
donde la vida brota de tus ramas.

Habría solo un último adiós sin acabar jamás
de marcar esa distancia lenta que nos desune.

El tiempo no duraría,
su paso, sería en vano por toda esa eterna distancia,

donde la vida solo sería la vida que nos une.


jueves, 2 de noviembre de 2017

Todo es divergencia al intentar nombrarte.



Vivir es regresar,
volver tantas noches al mismo borde
del lecho aquel, de blancura en llamas.


(Ella pensará que eres ya memoria sin progresión posible).

Tiene húmedos los ojos, los labios secos
Por la duda de la sombra borrada.

En otra parte, cualquier cosa sucede
tiempo como cristal,
espacio como cristal.


Sentado, en el desquicio del silencio
se ven las cosas translúcidas
después son más transparentes
hasta que se vuelven volátiles.
Luego, sólo queda un vacío,
sin límites,

una música infinitamente apagada
y una mente enroscándose
como una serpiente se enrosca
sobre sí misma.


Se olvida la distancia,
se rompen las ataduras de la luz
hasta llegar de nuevo
al límite exacto de la sombra.

Sólo se existe en la noche.

(Suéñame de otro modo)

La noche todo lo une,
empuja suavemente la conciencia
al reino de la inocencia.

(Pienso entonces que fue hermosa la vida).
Pero al fin, llega la realidad del día,
la certeza de su claridad,
y comienza de nuevo la búsqueda de vestigios
de tantos años, de tantos lugares, de lo que fue un hogar,
mientras el futuro avanza y los astros escriben
sus órdenes fatales en mi frente,
reflejada en un espejo roto.
(Otro día pasa).