En el perfil de una sombra,
la luna escondió su alegría,
pero no me enteré,
tampoco me di cuenta
cuando se agostó la higuera,
y cayeron sus brotes verdes,
no supe discernir
a que hora se acabó la primavera.
Nunca entendí ninguna de las cuatro reglas,
ni me interesaron las advertencias.
Me quedé a vivir en un decorado,
con todo el vestuario prestado,
guarde el reflejo de la luna en un charco.
y se desvaneció cuando solo quedó barro.
Se acabó la función de las risas y los llantos
El único As que guardé en la manga,
se me olvidó sacarlo,
y hasta mi vanidad se marchó por donde vino,
como perro callejero, en busca de nuevo amo.
¡Cuánto quise querer!
¡Cuánto que me quisieran!
No queda nada,
ni luna, ni charco,
ni perro, ni barro
¡Todo lo dejé perder!
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