¿Y cómo podré contar que ya llegó el otoño
desde esta ciega añoranza por compartir tan hermoso deseo,
cuando la lluvia que me moja
se convierte en recuerdos, promesas y hojas caídas?
¿Qué color tendrá el sabor de la vieja alegría
del parque alfombrado de hojas perdidas,
si la soledad en su venganza me aparta de ti
y no queda mas que aguardar en la parada de la Espera?
Sólo sé que ya es otoño,
que el recuerdo me empuja al esos bosques que paseamos,
al perfume de la vieja chopera y de los álamos,
a la lluvia amarilla que inundó las calles
y los parques de hojas que fueron cedidas a la belleza
Sólo sé que estás lejos
y de nada servirán las flores
que ahora prepara la tierra
para colmar con ellas la primavera.
Ya sabes que en otoño,
además de los árboles mojados,
además de la tierra saturada con colores ocres,
por detrás de las noches sin luna,
de las hojas pisadas,
por encima de lo que soy,
con más prisa que el tiempo que escapa,
más cerca de la luz y del suelo,
estoy esperando.
Y seguiré esperando.
Como estos amarillos del otoño,
ante el murmullo del aire.
Y cuando la piel se me apague,
cuando la vida se abrace con la muerte
y nuestras fotografías sean serias,
como las de nuestros padres,
después que mi recuerdo sea lluvia de otoño,
por detrás de la última mentira,
yo seguiré esperando.