jueves, 2 de diciembre de 2010

Abismos



En cuanto despierte de este letargo inmenso, tal vez sea demasiado tarde y no encontraré luna ni estrellas que brillen.
Ahora dudo incluso que alguna vez hubiera algo distinto a una infinita confusión entre lo real y lo imaginario. Ni siquiera parece real el frío que acaricia mi rostro.

Tal vez mi verdadera historia haya sido enterrada por alguna fantasía que nunca fue mía, aún así desaparecer del todo me asusta.

Siento que cuando caiga, caeré en en vano, sin dejar la más mínima huella. Por esto me estremezco al borde del abismo.

Resisto sin caer, mirando en la profundidad un mar batiente, lleno de luces y sombras, que de vez en cuando susurra un nombre (tal vez el mío) y trata de convencerme para que salte.



2 comentarios:

  1. Cuentan que te cuentan que hay seres que viven y otros que esperan hacerlo. Las huellas de la vida no solo se produce en uno, por suerte (y en eso consiste la vida) se comparten. Me encanta.

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    1. Nacemos solos y morimos solos. En este paréntesis, entre nacer y morir, la soledad sigue siendo tan grande que nadie existiría si no fuera por lo que comparte con los demás.


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Muchas gracias por sus comentarios.