Camino de noche, sin ver estrellas, ni oír ladridos,
Camino sin voluntad.
La llama de la existencia se consume.
Como un juguete roto,
me detengo junto de una inmensa sombra,
(tal vez la mía),
allí me siento y comienza el baile de los pensamientos.
Voy interrumpiendo un pensamiento con otro sin música ni baile.
Los acumulo y superpongo:
Todos vienen a la vez desde esta inagotable sombra de noche cerrada.
Son infinitos.
solo desaparecen al oír el nombre de mi querida locura
entonces me levanto y vuelvo a caminar.
Camino de noche, sin ver estrellas, ni oír ladridos,
Camino sin voluntad.
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