sábado, 23 de marzo de 2013

El último espejo




Ojos de muerte, ya borran mi espíritu,
es la última función en el último teatro.

Así me ha mirado hoy el espejo.
que tantas veces me avisó
de que nadie amaría a un cadáver.

Ese espejo que oculta tras el azogue
las sombras de dioses inventados,
los nombres y rostros de la soledad,
el sueño de soñar que siempre se sueña.

Este espejo que  niega con urgencia esta vida
hasta que la luz se apaga y el espejo desaparece
porque la eternidad también se termina.


jueves, 7 de marzo de 2013

Robleda.






Sé que mi espíritu, en su ultimo ocaso
regresará  a rondar entre sus robles,
a pasearar por sus montes de pizarra,
a importunar la transparencia de sus ríos
lanzando piedras, como hacía de niño.

Al calor de sus veranos amarillos,
con olor a mies recién cortada,
cantarán de nuevo las chicharras
en las encinas de las dehesas.

Veré otra vez, el azul completo,
de un cielo solo manchado
por vertiginosos vuelos de los vencejos.

Desde lo alto del teso, aguardaré paciente,
el repique de las campanas,
escucharé el rumor cansado del andar de los viejos,
sonando como el roce de las hojas
sumisas a la brisa.

A la noche, desde las dehesas,
vendrán perdidos ladridos
de perros sin nombre ni dueño,
guardianes de  infinitas estrellas.

Mientras el tiempo, sin ningún miramiento,
irá lijando, con sosegado esmero,
la madera de este viejo roble caído,
hasta desanillar de su tronco todo su pasado.

Y su reloj seguirá siendo exacto
a las dos y treinta y dos.



martes, 5 de marzo de 2013

Tarde de perros (tristes)






Ese cielo gris oscuro, sin matices,
guarda  en su interior luz estremecida.

Predispone a la melancolía,
al capricho de ese dolor del alma, 
invitando al tedio
con su domesticada tristeza,
compañera de juegos solitarios.

Esa insistencia infinita de la lluvia

que reblandece voluntades,
y las esconde en las olas del mar,
hasta el regreso del sentido perdido.

Mientras, todo queda flotando en el azul.



hasta que desaparezca el último eco,
la última luz,
el último alma.