sábado, 29 de octubre de 2016

Déjà Vu


El misterio de vivir algo ya vivido, es algo que me obsesiona; será que por culpa del abandono al que me somete la memoria confundo situaciones que pudieran parecer similares, o tal vez sea simplemente la evidencia propia de haber tenido uno de esos sueños que nunca dieron ni una sola alternativa al recuerdo.
La verdad es que algunas veces me encuentro viviendo escenas que no son la primera vez que aparecen en mi vida, tal vez, debían de estar ya en alguna parte del pasado, aunque fuesen instantes menores, tan efímeros como indeterminados.
Cuando este Déjà Vu sobreviene, me acomodo a pensar de que en algún otro lugar un cuerpo inerte y vencido, no muy distinto al que tengo, está sumido en un sueño lejano. Un sueño de esos que se reiteran como las gotas de lluvia que caen en el mismo charco.

Cuando me doy cuenta de lo que está pasando, vienen a mi, desfilando en procesión, cientos de despropósitos adivinatorios aunque, si bien es cierto, nunca acierto ni siquiera en lo más próximo, por lo que nadie cree que lo que está pasando ya esta vivido. Pero, ¿¿¿Para qué iba yo a engañar a nadie????. Les aseguro, que ser he sido y estar he estado.



domingo, 16 de octubre de 2016

Humo de hielo


No nos conocerá nadie,
los que queremos se van marchando
con la misma proporción que
los que dejaron de volver.
(el futuro no va más allá).

La cruda realidad que nos muestra el espejo, 
junto a la soledad más absoluta 
serán nuestras ultimas compañías.
(Sueños donde es difícil rescatar algún recuerdo). 

El futuro se acorta tanto 
que queda incrustado en nuestra piel
como la roña del enfermo.
Mientras el  frío de la inexistencia,
se va uniendo a todos los deseos,
(que ahora se precisan con necesidad extrema),
y el tiempo, los va echando de nuestra vida
diciendo que ya no tienen dueño.

Así sin más vaticinio, anochece sobre
La línea que separa la tierra del firmamento
y se eleva un humo raro exhalado por el hielo,
que se marcha más allá de lo que
pudiera apreciarse, 
llevándose con él lo que quedó de nosotros.






sábado, 8 de octubre de 2016

Papel couché


En esta que es mi historia, lo suyo sería que yo fuera el protagonista, de otra manera ¿qué sentido tiene la vida?.
Pero desde que descubrí el cine con sus bellas mujeres, sus galanes, y esos héroes de deslumbrante inteligencia, los  reality shows y la prensa amarilla; he dejado de ser el protagonista  de mi propia vida. Me quedo simplemente como un espectador de vidas ajenas.

Por suerte, existen toda clase de personajes y algunos de ellos me interesan  más que yo mismo, incluso, en el mayor arrobamiento del sentimiento, he llegado a quererlos con tal intensidad y fruición que ni siguiera tengo la necesidad de ser correspondido.
Creo que en  mi, la  propiedad de ser humano que me caracteriza ya ha comenzado a morir por indiferencia hacia este futuro que está definido por el tremendo anonimato al que me somete. Un futuro donde nadie sabrá que soy y a nadie le importará este personaje secundario que solo sabe escenificar alguna que otra pena.

Queda plenamente certificado que comparándome con esos héroes soy escoria, metal base. No soy redimible No le sirvo de nada a nadie, carezco de valor.
Demasiado pálido, demasiado frío, demasiado flojo, demasiado asustado.

La belleza de este mundo de papel couché no me quiere.

Lo peor, es que todo esto que escribo podría ser una broma, salvo por el hecho de ya no queda nadie real para verle la gracia.


miércoles, 5 de octubre de 2016

Solo lo esencial.


Si algún día pudiera escoger entre todas las cosas que me dejaron alguna marca, no se extrañe nadie si escogiese primero esta saludable idea de saber que es la vida la que me está matando. Me quedaría también con la felicidad que he sentido después de haber sido infeliz y por supuesto, la inocencia de creer que solo soy culpable de lo que hice y no de todo aquello que dejé por hacer. También me llevaría ese amor que tanto odio y además esta la virtud que poseo de hacer que la suerte siempre me sea esquiva.
Pero sobre todo lo anterior escogería este amanecer de hoy que se presenta retador e insolente, exigiendo implacable el aroma del café recién hecho.