Tan solo un saludo, simplemente levanto la mano desde lejos y hago una pequeña mueca de aprobación. Sigo siendo demasiado tímido. He dejado la puerta abierta y me fascina que alguien entre a husmear a casa, me irrita el atrevimiento, sin embargo esto es público y si lo puse o expuse aquí no es sino para vencer mi terca soledad interior.
Sea pues. Se bienvenido.
A un hombre cualquiera, le pesa la vida cuando atardece dentro.
Normalmente, no lo dice porque le pesa tanto, recordar como vivir.
Hace ya demasiado tiempo, una niña, que después se hizo mujer, le llenó la mirada de sol y también de lluvia.
Desde la distancia, crecieron sus hijos y los vio alejarse uno a uno cuando ya hubieron cavado el pozo de donde brota su olvido.
Olvido que se cubrirá de polvo como las fotos viejas.
Un hombre cualquiera, se hace viejo en otoño y otra tarde cualquiera, se aleja en silencio, sin que a nadie le importe.
Tu llevas aún bellas flores de juventud sobre el pecho y en tu frente esta escrita la marca del mismo cielo tan deslumbrante y claro como el mirar de tus ojos.