A un hombre cualquiera, le pesa la vida cuando atardece dentro.
Normalmente, no lo dice porque le pesa tanto, recordar como vivir.
Hace ya demasiado tiempo, una niña, que después se hizo mujer, le llenó la mirada de sol y también de lluvia.
Desde la distancia, crecieron sus hijos y los vio alejarse uno a uno cuando ya hubieron cavado el pozo de donde brota su olvido.
Olvido que se cubrirá de polvo como las fotos viejas.
Un hombre cualquiera, se hace viejo en otoño y otra tarde cualquiera, se aleja en silencio, sin que a nadie le importe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Muchas gracias por sus comentarios.