domingo, 7 de octubre de 2018

Quedará lo que guardaste.



Desde que dictaminaron el final,
todo ha sido frígidamente raro,
algunas veces tímidamente gris,
otras heladamente hiriente.

Sé que en el estertor de la agonía
quedaran mis ojos abiertos,
mirando a un vacío definitivo.

Una mirada perdida en el infinito,
igual que se perderán otras miradas
en cajones que quedarán vacíos,
en pasillos sin rumor de estos pasos,
en perfumes que ya nunca olerán igual.

Mis labios resecos,
inertes,
fríos,
quedarán prendidos 
de manera tan vehemente como estéril,
en un solo nombre.

Mis manos abiertas
esperarán recibir en una caricia
un poco de su calor,
tal vez, una indulgente compasión.

No habrá nota de despedida,
solo quedarán frases sueltas, 
palabras escritas o dichas aisladamente,
no inventadas por mi ni por nadie.
palabras que me gustaron. 

El azar hará que encuentres la belleza 
y la poesía que en ellas se esconde.

Se quemará la última mañana 
de mi ocaso,
aparecerá la neblina que todo lo borra
y en ella quedará oculto
también este armario vacío donde ya me guardan.



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