Con la mirada tendida hacia el pasado
voy bajando esta escalera,
los recuerdos llegan como angustiosos sueños.
En aquellos tiempos,
seducir a la utopía era fácil,
rendirse, también.
A cada peldaño que desciendo,
se limitan todos los futuros posibles,
merman las facultades para cambiar.
Ya, seguir bajando a los infiernos,
es la única meta a alcanzar.
Como equipaje solo me llevo los años perdidos,
el afán por llegar al último aliento con esta pesada carga de miseria,
el dolor del arrepentimiento,
y muchas lagrimas acumuladas por no haber llorado.
Pero llorar solo era un capricho.