viernes, 29 de septiembre de 2017

EL CÍRCULO



La sombra en la que te has convertido
centellea en el fulgor de la memoria.

No dice nada.

Con el mayor desprecio,
a merced del viento del recuerdo,
relumbra callando su orgullo de ser solo sombra.

Se viste de requiebros y de noche,
a la vez que destila un grato perfume de añoranza.
se va desvaneciendo con el silencio del crepúsculo,
y yo me despido sin haber dicho nada.


Así se cierra el círculo que me atormenta.


martes, 26 de septiembre de 2017

Confesiones




Tengo que confesar que siempre tuve grandes dificultades a la hora de elegir. Nunca sé que será lo más conveniente y por eso pierdo gran cantidad de tiempo imaginando los derroteros por los que me llevarían cada una de las elecciones posibles.
Esta carencia me ha convertido en un avezado disimulador o si lo prefieren un ser de los llamados cínicos vergonzantes.
A veces, para evitar elegir, me da por buscar refugio de la realidad, en ese tiempo indefinido e impío en donde los muertos tienen más voluntad que los vivos.
Me refugio en fantasías, en remotos lugares de mi cabeza, donde la vida solo consiste en estar sin otra expectativa que no sea la inevitable transformación en vegetal o mineral.  
Al fin y al cabo, la imaginación es una especie de guarida, o al menos, un lugar más o menos concreto, donde la averiada voluntad o la falta de intereses se disimulan mucho mejor. Fíjense ustedes hasta donde llega la cosa, que ya llevo tiempo con la concepción de la vida como algo absurdo, demasiado dirigida y enquistada.
Esta inquietud, poco a poco va minando mi maltrecho cerebro y estoy dispuesto a salir de este juego pero sin otra precipitación del que simplemente, quiere irse.
Creo firmemente que hay un proceso de absorción y manejo mental del que todos somos cómplices. En él, los individuos desarrollan sus potenciales, sentidos y habilidades con un único objetivo, garantizar la continuidad del sistema o de la vida que les ha tocado en suerte.
Este es un proceso de somatización que comienza en el mismo momento en que nacemos para asegurar así el éxito en la correcta formación de personalidad, conducta, e identidad del individuo.
La primera lección que nos enseñan es que para preservar "lo nuestro" (que es lo bueno), hay que destruir toda amenaza, es decir, todo lo que sea distinto (que es lo malo).
Si no fuera así, ¿qué sentido tendría el hecho de que incluso el amor se pueda transformar en odio?
Trabajo absurdo el que nos toca. ¿No les parece?

Menos mal que a un servidor todavía le queda el pueblo y las cabras.


viernes, 1 de septiembre de 2017

Horas quietas, tiempo detenido.



Esta noche escucho un silencio que, en definitiva, no existe. Es una especie de vacío que a veces, me llena el alma de una serena angustia pero angustia, a fin de cuentas, como si el vacío fuese el espejo de lo que no controlo dentro de mí.
Este sentimiento que está por encima de cualquier razón y que acaba borrando la voluntad, tal vez porque es necesario borrar la voluntad para poder descansar un poco, aunque borrarla suponga andar a la deriva peligrosamente mucho más lejos del conocimiento, extremadamente cerca de uno mismo.
Dios me libre de este extremo del espíritu donde no soy otra cosa que yo mismo y el miedo que me tengo, Dios me libre de este brote sentimental que es donde mejor suena ese rumor de enfermedad y muerte. Donde suena esa respiración de la agonía que sube de la tierra como un aire viciado, más o menos como el humo venenoso del tabaco.
Respiro, exhalo ese suspiro que tanto he negado, ese suspiro que es habitual que los agonizantes contengan, como si el estertor pudiera ser una expresión de su conciencia, cuando ya la voluntad nada tienen que expresar, algo así como una huella abstracta que resumiera, en el gesto enajenado de la muerte, lo que quisimos ser y no pudimos. Pero es cierto que ahora también la noche va acumulando este sentimiento de enajenación y abandono de uno mismo.
 Todos sabemos, que no hay nadie que pueda anteponer el recuerdo a la necesidad una vez superado el trance, pero esta noche, mi única necesidad es recordar, mirar hacia ese otro mundo agotado en el que las luces superan a las sombras, donde la vida transcurre sin otra disposición distinta que no sea buscar el cobijo de su caricia.
Ahora me doy cuenta de lo cansado que estoy de lo poco que tengo que vivir.
De momento solo me queda un tremendo rumor, un rumor o un taimado ruido que hay dentro de mi cabeza.
Si pudiera dejar de pensar un rato,  olvidarme del agujero del tiempo, de la lámpara azul de alguna mañana, de la lumbre en su chimenea, del sonido de sus pasos que me acompañan, de algún verso perdido o mejor extraviado. Pero todo esto es tan solo una metáfora autentica como la de la ruina.

El caso es que todavía sigue sonando la respiración para ahuyentar el último suspiro y que ahora, ya nunca tengo nada en los sueños.