El silencio vela la noche
de la incertidumbre
en esta casa
donde ya no somos lo que fuimos:
Solo somos frío.
El invierno nunca perdona,
no se olvidó de nosotros.
Somos solo frío
El desánimo de mirarnos
congeló las sábanas
y hasta la misma tristeza
quedo allí yerta
en un afecto
pétreo e insoluble
pero helado
por el descuido.
solo la conciencia
como labio que vierte
palabra y humo,
persiste
en revivir el cariño.
Nadie nos llama,
ya no viene
el viento con el llanto
ni con la dicha
entre sus alas.
No vendrá nadie.
Solo nos queda el espejo conteniendo
esas incomodas miradas de la
pena y el daño
que hicieron brotar el
yermo
en nuestros corazones.
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