martes, 26 de diciembre de 2017

Insania del hombre solo





Un hombre gris de equivocada fortuna que hizo que nadie le quisiera.
Es una historia como una historia cualquiera pero de las que hay bajo la luna es la que más me duele.

Habría pensado, en desaparecer definitivamente, pero esa espada, esa agonía, esa hiel, eran el talismán que le fue dado para alcanzar la página que hoy está viviendo, mas allá de la mano que la escribe.

Qué habrá soñado el tiempo que hasta ahora, le corresponde y que es, como todos los "ahoras", una diminuta parte de lo que se debe soñar. Una minúscula muestra de su propia vida, de la que únicamente sería prudente resaltar el "ahora" en el que comenzó a vivir  y el "ahora" en el que dejará de hacerlo.
Dos únicos "ahoras" llenos de incertidumbre, uno porque con él comienza una vida en blanco y otro porque con él terminará esa vida enturbiada por la pesadumbre de haber vivido de manera tan impropia, tan simulada.

Bien pudiera haber sido la soledad la culpable de esa vida desfigurada o fingida, o mejor dicho, habría sido el miedo a quedarse solo y no la soledad en si. 

Tenía miedo de no tener nadie a quien acudir para hacer que las horas durasen menos. Alguien con cuya sola compañía se niegue la evidencia de ser solitario, huraño y esquivo que se refugia en cualquier rincón a la espera de que el tiempo pase por la espiral de la costumbre que al fin y al cabo, lo único que certifica es que ese tiempo de soledad y abandono nunca pasará del todo.

Un hombre sin consciencia del presente y mucho menos del futuro. Su único refugio algunas fotos que conserva mal almacenadas. 

Se obsesiona por recordar todos los momentos sin que se perdiera el más mínimo detalle. Decía, que cuando se pierde uno solo de los detalles que conforman la escena, se pierde una parte de ese instante que entonces fue un "ahora" y a partir de ahí todo lo posterior se recordará cambiado.
Estaba convencido de que el efecto mariposa también funciona en los recuerdos de manera que la mínima variación en un momento vivido, podría variar el resto del pasado.

Pero en este "ahora" estaba absorto contemplando el último anochecer velado y brumoso sin hacer absolutamente nada. tan solo miraba desde ese espacio delimitado que alumbra una dudosa claridad en absoluto hiriente, calculada para acoger y sugerir, para que surjan en ella como invocadas, inventadas presencias semejantes.
Ahí estaba este hombre, esperando una presencia que fuera capaz de escuchar sabiendo que casi no son necesarias las palabras y también que vale la pena escogerlas con cuidado para transmitir con plenitud este tremendo miedo a perder la cordura y volverlo así inteligible, limpio del humo nocivo de la vaguedad confusa, limpio también de la melancolía de ese principio infeccioso de autocompasión que se insinúa en el recuerdo no compartido, rumiado en la soledad de esta desesperante espera de lo imposible.






jueves, 30 de noviembre de 2017

Lo que guardé de ti, nadie lo tendrá jamás




Si tuviéramos la oportunidad de vivir
una y otra vez hasta que todo saliera bien.

Todo lo que nos duele,
quedaría enterrado
bajo un manto de flores secas,
y allí, en el olvidado jardín del olvido
permanecería definitivamente abandonado.

La memoria de la tristeza
Se perdería al pasar de la niebla,
y en mis sueños serías árbol
lanzando el alma al cielo,
donde la vida brota de tus ramas.

Habría solo un último adiós sin acabar jamás
de marcar esa distancia lenta que nos desune.

El tiempo no duraría,
su paso, sería en vano por toda esa eterna distancia,

donde la vida solo sería la vida que nos une.


jueves, 2 de noviembre de 2017

Todo es divergencia al intentar nombrarte.



Vivir es regresar,
volver tantas noches al mismo borde
del lecho aquel, de blancura en llamas.


(Ella pensará que eres ya memoria sin progresión posible).

Tiene húmedos los ojos, los labios secos
Por la duda de la sombra borrada.

En otra parte, cualquier cosa sucede
tiempo como cristal,
espacio como cristal.


Sentado, en el desquicio del silencio
se ven las cosas translúcidas
después son más transparentes
hasta que se vuelven volátiles.
Luego, sólo queda un vacío,
sin límites,

una música infinitamente apagada
y una mente enroscándose
como una serpiente se enrosca
sobre sí misma.


Se olvida la distancia,
se rompen las ataduras de la luz
hasta llegar de nuevo
al límite exacto de la sombra.

Sólo se existe en la noche.

(Suéñame de otro modo)

La noche todo lo une,
empuja suavemente la conciencia
al reino de la inocencia.

(Pienso entonces que fue hermosa la vida).
Pero al fin, llega la realidad del día,
la certeza de su claridad,
y comienza de nuevo la búsqueda de vestigios
de tantos años, de tantos lugares, de lo que fue un hogar,
mientras el futuro avanza y los astros escriben
sus órdenes fatales en mi frente,
reflejada en un espejo roto.
(Otro día pasa).



lunes, 23 de octubre de 2017

Todavía hay luz en casa.


Aún queda una  luz encendida
en esta casa donde ahora vive un cadáver.
un hogar sin el susurro de los pasos,
que siempre fueron presagio de un abrazo
 no quedará el dulzor de caricias espontaneas.
Permanecen aún paredes verdes impregnadas de olor a pasado
y una cama desecha con la extrañeza de desadormecerse sin un beso.
Armarios custodiando ropas calientes
que delatan la deslealtad de la ausencia.
Temor de mirar por las ventanas 
por no ver un futuro herido de muerte.
Dos muñecos rotos
y lágrimas esparcidas por sus rincones.

Lumbre de hogar, sin calor, ni danza, ni música,
nido de besos oculto en imprevisibles escondrijos,
ojos cerrados para imaginar sus gestos, 
sueños donde viven sus últimas sombras.


La luz aún está encendida.


jueves, 19 de octubre de 2017

Lluvia alternativa.




Hace algunos días en este estado de letargo temporal que me oprime, me ha parecido percibir que el pasado volvía, aunque el infortunio ha hecho que mi memoria no tenga otra solvencia que la del mero presentimiento.
Cuando uno ya ha caído en el calculo de lo sucedido, el presagio lo sobrecoge.

Aquí, ya solo se mueve la inquietud de las hojas cuando el otoño se precipita y los primeros aires derriban alguna de ellas.
Es como si de esta manera, fuese mi propio mundo el que comenzara a caer.




.....

Un día de estos




Mirarás el espejo y no habrá nadie
ningún pasado vivirá allí dentro
ni nacerán nuevos futuros,
mirarás el espejo y estará vacío.

Los zapatos de baile
seguirán en la puerta, eternamente esperando
con esa miserable alegría que otorga la espera
cuando la espera, no es capaz de redimir las penas
y se sabe que las penas no se redimirán jamás.

No habrá lágrimas contenidas
ni ascenderá la risa que otorga la juventud

Solo quedará el alma sin un cuerpo reflejado,
y la pista de baile vacía.

Aún así, vivirás con frecuencia
ese feliz momento.




martes, 10 de octubre de 2017

El silencio del bosque.




Vivo en el silencio del bosque,
en la oscuridad de las noches.

Es ahí donde el sosiego no me abandona,
donde nada importan las angustias del día que se fue.
Abarco todo mi mundo cuando la neblina me cubre
Y me entrego a los sueños, que bajo un espejismo mágico
me disuelven dentro un irrepetible pasado.

Allí están todos los recuerdos:
Ese leve polvo de rosas secas
Cayendo inútilmente sobre fechas olvidadas
Tu nombre, cuando otra vez te llamo como ahora,
La soledad no mentida
y ese largo destino de mirarse las manos hasta envejecer.

Pero a este triste animal que me soporta
le duele el vuelo de su espíritu,

que desprendiéndose de mi cuerpo
deja una mancha gris 
como un cuadro descolgado a destiempo
en una pared vacía.


Mas allá solo el vacío ocupa tu lugar.


viernes, 6 de octubre de 2017

La vida excesiva.




Tengo que vivir así, con locura y exceso

porque se acabará esta vida fugitiva

como una ilusión breve, 
como una cadena de sueños efímeros.


Pasaré días escribiendo y noches en el bar,

donde quedarán, apenas, algunas palabras ilustres
y sólo por ellas esta vida estará justificada.


Encontraré el alba impetuosamente

y escribiré versos sobre la muerte y la tristeza.

La copa ya está llena con venenos de esta tierra
que se desbordarán sin remedio
porque debo vivir así. 

Yo mismo he elegido quemar este barco.

y voy gritando desde el timón

que con perfume de incienso,  arden los días, 

solo humo de sueños fugaces.

-¡Que se muera la voluntad

y se ahoguen en el mar del abatimiento 
todos los placeres!.



Tarde de paseo y otoño.



Hoy saldré cuando la tarde comience a cantar
en ese tono dulce de otoño.

Pisaré la pradera,
sentiré el frescor de la tierra,
dejare que la suavidad del viento acaricie mi pelo.

No hablaré ni pensaré.

Recorreré los senderos azules del anochecer,
perseguiré todos los monstruos que huyen.

Dejaré que me crezca el alma.

Seré más mortal que mi cuerpo
mientras continúe vagando por este otoño
hasta que la muerte quiera tener otro hijo.





viernes, 29 de septiembre de 2017

EL CÍRCULO



La sombra en la que te has convertido
centellea en el fulgor de la memoria.

No dice nada.

Con el mayor desprecio,
a merced del viento del recuerdo,
relumbra callando su orgullo de ser solo sombra.

Se viste de requiebros y de noche,
a la vez que destila un grato perfume de añoranza.
se va desvaneciendo con el silencio del crepúsculo,
y yo me despido sin haber dicho nada.


Así se cierra el círculo que me atormenta.


martes, 26 de septiembre de 2017

Confesiones




Tengo que confesar que siempre tuve grandes dificultades a la hora de elegir. Nunca sé que será lo más conveniente y por eso pierdo gran cantidad de tiempo imaginando los derroteros por los que me llevarían cada una de las elecciones posibles.
Esta carencia me ha convertido en un avezado disimulador o si lo prefieren un ser de los llamados cínicos vergonzantes.
A veces, para evitar elegir, me da por buscar refugio de la realidad, en ese tiempo indefinido e impío en donde los muertos tienen más voluntad que los vivos.
Me refugio en fantasías, en remotos lugares de mi cabeza, donde la vida solo consiste en estar sin otra expectativa que no sea la inevitable transformación en vegetal o mineral.  
Al fin y al cabo, la imaginación es una especie de guarida, o al menos, un lugar más o menos concreto, donde la averiada voluntad o la falta de intereses se disimulan mucho mejor. Fíjense ustedes hasta donde llega la cosa, que ya llevo tiempo con la concepción de la vida como algo absurdo, demasiado dirigida y enquistada.
Esta inquietud, poco a poco va minando mi maltrecho cerebro y estoy dispuesto a salir de este juego pero sin otra precipitación del que simplemente, quiere irse.
Creo firmemente que hay un proceso de absorción y manejo mental del que todos somos cómplices. En él, los individuos desarrollan sus potenciales, sentidos y habilidades con un único objetivo, garantizar la continuidad del sistema o de la vida que les ha tocado en suerte.
Este es un proceso de somatización que comienza en el mismo momento en que nacemos para asegurar así el éxito en la correcta formación de personalidad, conducta, e identidad del individuo.
La primera lección que nos enseñan es que para preservar "lo nuestro" (que es lo bueno), hay que destruir toda amenaza, es decir, todo lo que sea distinto (que es lo malo).
Si no fuera así, ¿qué sentido tendría el hecho de que incluso el amor se pueda transformar en odio?
Trabajo absurdo el que nos toca. ¿No les parece?

Menos mal que a un servidor todavía le queda el pueblo y las cabras.


viernes, 1 de septiembre de 2017

Horas quietas, tiempo detenido.



Esta noche escucho un silencio que, en definitiva, no existe. Es una especie de vacío que a veces, me llena el alma de una serena angustia pero angustia, a fin de cuentas, como si el vacío fuese el espejo de lo que no controlo dentro de mí.
Este sentimiento que está por encima de cualquier razón y que acaba borrando la voluntad, tal vez porque es necesario borrar la voluntad para poder descansar un poco, aunque borrarla suponga andar a la deriva peligrosamente mucho más lejos del conocimiento, extremadamente cerca de uno mismo.
Dios me libre de este extremo del espíritu donde no soy otra cosa que yo mismo y el miedo que me tengo, Dios me libre de este brote sentimental que es donde mejor suena ese rumor de enfermedad y muerte. Donde suena esa respiración de la agonía que sube de la tierra como un aire viciado, más o menos como el humo venenoso del tabaco.
Respiro, exhalo ese suspiro que tanto he negado, ese suspiro que es habitual que los agonizantes contengan, como si el estertor pudiera ser una expresión de su conciencia, cuando ya la voluntad nada tienen que expresar, algo así como una huella abstracta que resumiera, en el gesto enajenado de la muerte, lo que quisimos ser y no pudimos. Pero es cierto que ahora también la noche va acumulando este sentimiento de enajenación y abandono de uno mismo.
 Todos sabemos, que no hay nadie que pueda anteponer el recuerdo a la necesidad una vez superado el trance, pero esta noche, mi única necesidad es recordar, mirar hacia ese otro mundo agotado en el que las luces superan a las sombras, donde la vida transcurre sin otra disposición distinta que no sea buscar el cobijo de su caricia.
Ahora me doy cuenta de lo cansado que estoy de lo poco que tengo que vivir.
De momento solo me queda un tremendo rumor, un rumor o un taimado ruido que hay dentro de mi cabeza.
Si pudiera dejar de pensar un rato,  olvidarme del agujero del tiempo, de la lámpara azul de alguna mañana, de la lumbre en su chimenea, del sonido de sus pasos que me acompañan, de algún verso perdido o mejor extraviado. Pero todo esto es tan solo una metáfora autentica como la de la ruina.

El caso es que todavía sigue sonando la respiración para ahuyentar el último suspiro y que ahora, ya nunca tengo nada en los sueños.


martes, 29 de agosto de 2017

Vueltas que da la vida.




Existir es un continuo girar,
unas veces al derecho, y otras al revés,
en ocasiones con luz de neón
y otras dentro de una cámara oscura.

Días de caricias y de vanidad
de dolor y orgullo,
días infinitos de soledad y miedo

Luces y sombras,
llantos y risas,

sin consideraciones exclusivas
ni referentes únicos.

Giros parecidos en mayor o menor medida,
con un final común, donde todo se amansa
y ya no sirve de nada lo pasado:
ni valen laureles, ni perdones ni condenas.

La vida misma no sirve
cuando solo gira en torno a la melancolía y al silencio.

Poco importa ya dar otra vuelta más.
Vivir o morir.


sábado, 26 de agosto de 2017

¡Espera!




¡Qué sola estará hoy tu casa, llena de inútiles flores de recuerdo!
Tu juventud que nunca abandona la forma de tu cuerpo
extrañará ahora el bullicio obstinado del verdadero amor
y en tu cabeza desolada arderá con furia la deslealtad de mi nombre.

Esa es mi pena, que tiene forma de luna llena,
Pena que porta un perfume de amaneceres que no vuelven,
de imposible existencia si no existieras.

Pena a la altura de unos ojos
que miran a través de la lágrima.

Lágrima que ciega tus ojos,
Ojalá! ese llanto solo sirva para regar la flor del perdón
y sacie la sed de querer y ser querido.

Tu lagrima, mi pena,
únicas, e indelebles
como el deseo de enmendar el error,
como la esperanza del perdón,
como la añoranza del futuro construido con todo el pasado,
y la confianza de volver a ver esos ojos limpios
sin que se nublen con más lágrimas.

¡Espera! que otra vez llegará el olor que desprende la higuera,
¡Espera! que llegue el sueño dulce y el calor del abrazo,
¡Espera! que aún nos queda un largo destino
mirándonos las manos hasta envejecer.
¡Espera!.


sábado, 19 de agosto de 2017

El penúltimo acto.




Fue entonces cuando repentinamente se puso de pie como si despertara de una terrible pesadilla, la silla cayo a sus espaldas, de modo que casi perdió el equilibrio, y dijo en tono de oración:
-Este, que será mi último acto,  va dedicado, a la única mujer a la que siempre quise, igual que todo lo bueno que pudiese haber hecho en mi existencia, y también esa  última lágrima del día en que muera.
Lo digo, porque en el recuerdo del último instante, a ella quisiera seguir mirando.


sábado, 29 de julio de 2017

Mi casa, ¿dónde está?



Regreso
de un lugar
sin hadas en los bosques,
ni duendes azules
ni ogros,
ni monstruos.

Sin una estrella favorita
ni luna helada,
sin el calor del verano
ni el fuego en la lumbre
de invierno.

Regreso de los días escasos,
de las horas perdidas,
de la sospechosa distancia,
de las ruinas de un naufragio,

de palabras ajenas,
de pasos sin rumbo,
de prados sin vacas,
de calles sin huellas.

Y mi casa ahora, 
¿Quién sabe dónde está?


miércoles, 26 de julio de 2017

Ser imaginario.






Últimamente, cuando paseo por estas calles tan llenas de viandantes, me da por suponer cual será la vida real de esos otros paseantes desconocidos.
Esto me divierte porque me lleva a interpretar la realidad de un único instante de muchas formas diferentes, aunque jamás me aventuraría a asegurar que alguna de ellas sea la auténtica.

Desde que me entretengo con este juego de fantasía, me he dado cuenta que la palabra, "Realidad" siempre deberá ir entre comillas.
Tan sólo los idiotas pueden creer en un mundo absolutamente real.

Lo único que se puede entender por real esta dentro de cada enigmático ser que observa y lo peor de todo es que ninguno suponemos que nosotros como observadores, somos también seres imaginarios.





lunes, 24 de julio de 2017

El bobo no se redime






Uno a uno,

van cayendo días estériles

en los rescoldos de los años,
pero el bobo no se redime,

e incluso a la hora
en que ningún reloj
es capaz de marcar
un tiempo razonable,
El bobo,
continua contabilizando
sus días desperdiciados.

La única liberación
que el bobo admite,
es un llanto pegajoso,
(mas propio del anís
que del aguardiente),
vertido por los desagües
de su inconsciencia.


domingo, 23 de julio de 2017

Irremediablemente.



Aquel amor

escrito en unas líneas
que cayeron de un cajón
está ahí,
sigue estando.


Está ahí doliendo

está
todavía
sangrando.


Un amor,
uno solo
que duele
cuando pasa hirviendo
por las venas.

Duele la marca que
dejó el latigazo helado
de la soledad.

Duele la luz del rincón
que ya no dibuja su sombra,
y el silencio que ya no rompe
ninguna voz.

Duele la luna con su noche
y sus estrellas
los prados verdes en la espalda,
y la tierra en la uñas

Duelen los charcos
y los pies mojados,
duele la tristeza
que no pasa de largo.

Duelen las calles sin sus pasos
Duelen los mensajes de sus ojos
con la evidencia del desencanto.


Peter Pan






Peter Pan soñó la desgracia. Ese sueño se lo guardó como un secreto inexpugnable y, a la vista de lo que iba a sucederle no andaba errado.

El sueño de la desgracia,es suficiente para quitar de la circulación a un hombre, lo sueñas y muchas veces, es la verdad del sueño la que acaba imponiendose a la verdad de la vida.

Pero lo que le sucedió a Peter parece más propio de un soñador inexperto. Un ser acorralado por el temor, recluido para defenderse de la desgracia soñada, entendiendo que esa desgracia es un presagio irremediable.

Peter Pan,  había soñado que se hacía viejo. Con el tiempo, no fue capaz de dominar el resultado de lo que soñaba, un dominio que algunas veces establecía con el olvido, pero cuando el habito del sueño puso en su sitio las cosas soñadas, el hábito de la vida empezó a poner en su lugar a la propia vida.

La vida que Peter Pan quería, no era una existencia en la que todos los días fuesen iguales y las horas se contabilizasen con las mismas necesidades y parecidas satisfacciones, él quería seguir volando más allá de Nunca Jamas.

Pero en su sueño,  Campanilla se se había mudado al mundo de Aquí y Ahora. Campanilla estaba harta de iluminar con chispas todos los caminos de vuelta, se cansó de desperdiciar su magia para volar juntos, de ser hada para nada.

Peter Pan, por lo tanto, nunca más volvería a volar y su vida se trasformaría solo en la lentitud de la costumbre.

Lo que tenía Peter Pan, no era un mal del cuerpo, ni siquiera del alma. Tenía un mal parecido al de esos pájaros que dejan de volar porque presienten que van a caer.
Además de ese presentimiento de los pájaros locos, Peter Pan sufría de un maldito sueño, una vida equivocada, arrugas y canas, muchos años y una cesta llena de soledad y desamparo.
Los hombres,  a veces, somos más complicados que los bichos.


viernes, 21 de julio de 2017

Metamorfosis



El silencio vela la noche
de la incertidumbre 
en esta casa
donde ya no somos lo que fuimos: 

Solo somos frío.

El invierno nunca perdona,
no se olvidó de nosotros.

Somos solo frío

El desánimo de mirarnos
congeló las sábanas
y hasta la misma tristeza
quedo allí yerta
en un afecto
pétreo e insoluble
pero helado
por el descuido.

solo la conciencia 
como labio que vierte 
palabra y humo,
persiste
en revivir el cariño.


Nadie nos llama,
ya no viene
el viento con el llanto
ni con la dicha 
entre sus alas.

No vendrá nadie.

Solo nos queda el espejo conteniendo
esas incomodas miradas de la 
pena y el daño
que hicieron brotar el 
yermo 
en nuestros corazones.


jueves, 20 de julio de 2017

Campanilla



Campanilla
con la belleza del otoño renacida
ahora enreda en su pelo gris flores secas,
baila, bailes largos
y sueña en un sueño que vuela
y que se marcha lejos,
alentada por algunas tristezas
y por la luna llena
ya no escucha ese amargo lamento 
que Peter Pan lanza a las estrellas,
al echar las cuentas de lo vivido:

"Sobran noches, 
faltan días.

Sobran tristezas
Faltan alegrías.

Sobra lo que soy,
falta lo que no he sido".



jueves, 13 de julio de 2017

Solo me queda tiempo




Dicen que el aburrimiento mata, y eso debe ser cierto, porque en estas horas de tedio y desgana, me ha dado por elucubrar historias insustanciales y huecas a sabiendas de que el único beneficio que generan, es una humilde lástima por este futuro que me espera y que cada vez, ocupa con más holgura los espacios propios de la inquietud.

En esta tarde desorientada, una única obsesión ocupa mi cabeza . Hoy, me gustaría saber como sería mi entierro.

Procuraría ser un muerto un poco más ejemplar de lo que he sido hasta ahora.

No se me ocurre nada más adecuado que un velatorio animado, con gente que se divierta contando esos chascarrillos y chistes propios para estas ocasiones.
Total,  para un último día que se está de cuerpo presente, es preferible hacerlo con la mejor disposición posible.

Hay gente que me gustaría que estuviera y también otra que no.
No me gustaría ver por allí a mi madre. Andaría como una penitente, muy angustiada llorando todo el rato y no me gusta ver a mi madre llorar, pero mis hermanos si me gustaría tenerlos de velatorio. A los dos. En caso de tener que determinar alguna propuesta o resolver algún imprevisto, la eternidad en su resolución, no se apiadaría de mí y llegaría de cuerpo presente y sin enterrar hasta el juicio final.

No me gustaría que estuviera la única mujer que lo fue de mi vida. Es que una vez difunto, ya no sería la mujer de mi vida y siendo yo ya un muerto, no podría decir "te quiero". Me vería obligado a resucitar, pero me han dicho que la resurrección entraña un altísimo coste que un muerto primerizo no se puede permitir.

Mis hijos si deberían venir a despedirse, no por el qué dirán, que también, sino por enmendar alguna de esas otras despedidas que solventaron con un adiós menguado por el "ya vendrá".

Debería haber algunos amigos, no muchos, solo los que hacen que sea capaz de recordar dentro de su memoria.
Charly, mi perro, tendría allí su hueco, hasta que empezara a ponerse pesado con los invitados.
Mi loro Cosme, no tengo muy claro si preferiría verle por allí o en su higuera ajeno a mi defunción. Es que últimamente me ha cogido manía y en cuanto me descuido me pica los pies.
Siendo cadáver no veo posibilidad de defenderme de este pájaro traicionero, aún así, le dejaría que se quedara, al menos un rato, siempre que se cuidara de acercarse a mis pies, de decir impertinencias y guardara la compostura y el respeto debido.

Pondría música de la buena, unas cuantas baladas heavys, algo de Soul y mucho Blues.
Habría dispuestas unas botellas de vino blanco o rosado, unos platos con avellanas y almendras, montoncitos de regaliz y por si acaso unas onzas de chocolate.
Unos cuencos de arroz con leche con mucha canela, también un par de botellas de Jack Daniels y una cafetera llena de café espeso y negro como a mi me gusta. y por supuesto una tetera con Earl Grey tea (pero el que se pone en el colador, no el de las bolsitas).
Algunos cigarros (pero pocos), solo los que más me gustan, esos que acostumbraba a fumar tumbado en el tejado las noches de luna y estrellas.


En las paredes, colgadas unas pocas fotos. Lógicamente, una pequeña selección entre todas las que hice. Serían unas fotos sin localización concreta ni fecha determinada.
Unos las mirarán con interés y otros ni siquiera las verían pero algo de mi estaría en cada una de ellas observándolos a todos.
Dejaré unas zapatillas al lado de la entrada, mirando hacia la calle, como si quisieran ir a correr. También estaría  por allí en medio mi Mondraker con sus mas de 40.000 km a cuestas y si la encontrara, me gustaría, llevar puesta la boina que perdí hace tiempo.

Después, cuando todos se hubieran marchado, sacaría tiempo de algún lado para comprobar que todos mis reproches a tanta soledad, no tenían base ni fundamento, Nunca se está realmente solo hasta que se tiene la certidumbre de que nunca se dejará de estarlo.

A un muerto, solo le queda tiempo y soledad.

Tiempo para estar solo, soledad para  recordar hasta las historias más insustanciales y huecas, a sabiendas de que el único beneficio que generan, es una humilde lástima por este pasado que cada vez ocupa con más holgura todos los espacios......



sábado, 8 de julio de 2017

Viaje de ida.




La luna esta llena y yo la observo en su movimiento con la añoranza de seguirla, pero tengo que parar, estoy cansado, eso es todo.

Antes de detenerme, aun queda tiempo de recrearse en el trayecto recorrido.
Un largo itinerario que fue de lo más interesante, pasó por penas y alegrías, sufrimientos y placeres. Muchos recuerdos (buenos y malos) que aún en la distancia, se mantienen.
Me entristece saber que al llegar a la última parada, solo nos queda esa obligación a la que todos estamos sometidos, de tener que dejar la maleta de los recuerdos, en la consigna del olvido.

Como todo en este mundo, la memoria  tienen su propia obsolescencia y desaparecerá irremediablemente al llegar a esa última estación llamada Nada, a donde todos los caminos llegan y desde donde ninguno parte.

No se puede decir que este periplo haya sido ni largo, ni corto, finaliza justo cuando el espíritu del viajero se empieza a resentir. La velocidad va descendiendo paulatinamente hasta que entra el vértigo del la quietud y la calma.
No se encuentran alternativas que superen lo ya recorrido ni se tiene intención de buscar otros parajes que aventajen en algo a los que ya se conocen.
Es hora de enterrar aspiraciones y proyectos. Dejar que pase el tiempo, que, al fin y al cabo, también es un viaje de inevitables paradas: antes, después. Ahora, nunca. Principio, fin.

En algún momento el viajero se sentirá perdido o desorientado ya que el sosiego de la quietud no es su hábitat natural, aún así el viaje continua por sendas de recelo y alarma.
Es el miedo a permanecer, el miedo a seguir.


martes, 4 de julio de 2017

Gira sol




Un día, no muy lejano, acabarás sabiendo lo que cuesta amanecer -me dijo el sol-.
Surge una extraña nostalgia por ese último día que vencieron las sombras. Se genera un desasosiego, una gran inquietud por afrontar la realidad de una vida, en la que todos los días comienzan y finalizan marcados por este rumbo donde no existe variación posible. Este, oeste, esplendor, declive, luz y sombra.

Cuando este desaliento llega, no es difícil enredarse entre las sabanas quedando ahí derrotado, con la mirada perdida en algún lugar de la habitación, que ya se habrá convertido en una estancia enorme y vacía.
Suena tu propia respiración como suspiro cansado y profundo, mientras un atormentado pensamiento retumba diciendo: "Otro día para nada".