sábado, 6 de noviembre de 2010

Despedida y cierre.




Esta nueva marcha, es como un abandono, es algo como una sentencia de muerte pequeña, sin mas preambulo que el de la despedida y el brindis por esas huellas que dejas y que irremediablemente borrarán las olas del tiempo.
La palabras de despedida suenan huecas y alguna anecdota jocosa que no alcanzo a entender ilumina el rostro del que la cuenta como si fuera él mismo el protagonista, como si él fuera yo.
Me dedican miradas suaves, tristes y alzan las copas sabiendo que me voy.
Los miro uno a uno y grabo en mi cabeza sus caras para no olvidarlas deprisa, pero sé, que igual que aquellas lecciones que nunca quise aprender, no las recordaré.

Me despido de todos con un abrazos besos y atisbo ojos húmedos sensibles al adios.

Ya solo queda regresar a casa con quien sé que nunca me abandona. Me doy cuenta, otra vez, de que la soledad no está tan sola.

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