Pendiente de un hilo
sobrevuela el cementerio
la cometa roja y blanca
en la mano tierna de un niño.
Un tirón, una sonrisa,
¡pájaro!, ¡ vuela libre!, ¡se feliz!.
El árbol también mira hacia arriba,
preso en su quietud envidiosa
enredado con el viento y con el suelo
quiere bailar el aire
quiere ser cometa.
Un enganchón
para romper su inocencia...
Bajo el suelo, brotando la muerte.
Y una plegaria se eleva a lo alto.
El niño sobre la muerte,
el hilo sobre la mano
la cometa sobre el cielo,
el árbol anclado al suelo.
Todos juegan, viento, cometa, árbol, niño y muerte.
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